sábado, 26 de febrero de 2011

Acudir Psicoterapia ¿Tips para convencer a alguien?

Aunque en nuestra sociedad hemos avanzado mucho en la cultura psicológica de las personas; lo cierto es que aún existen algunos que piensan que “ir al psicólogo es cosa de locos”. Así, estas personas se niegan a dejarse ayudar porque tienen una imagen errada del profesional de la mente. En otros casos las personas no quieren ir al psicólogo porque sería como reconocer que tienen un problema que, obviamente, no aceptan.
Entonces, quienes se preocupan por ellos suelen preguntarse: ¿cómo convencer a alguien para ir al psicólogo? ¿Se puede llevar a alguien engañado a la consulta de Psicología?
Lo cierto es que esta problemática no es poco común y suele ser bastante usual en aquellas personas que tienen algún tipo de adicción ya que no desean reconocer que tienen un problema que necesita ser tratado. Entonces algunos familiares o amigos, ante la resistencia de acudir al psicólogo, se plantean llevarlo engañado. ¿Es una buena táctica?
Particularmente no acepto personas que vengan engañadas a una consulta de Psicología, y creo que la mayoría de los profesionales actúa de la misma manera porque para iniciar una terapia psicológica es imprescindible el compromiso y la voluntad de la persona, si esto falta, las posibilidades de mejoría son mínimas.
Para convencer a alguien para que asista al psicólogo lo más conveniente sería:
- Hacerle ver el daño que se está provocando a sí mismo y a los demás pero dejando claro que no es una mala persona sino sólo alguien que necesita ayuda. Vale aclarar que en ocasiones la persona no está muy interesada en los daños que se provoca a sí mismo pero en cambio, se preocupa por el daño que pueda hacerle a su pareja o a su familia. Entonces éste será el campo de batalla principal: mostrarle que la ayuda psicológica no sólo podría ayudarle a él mismo sino que también podría ayudar a ese otro significativo.
Debemos tener presente que en esta táctica lo más importante es no denigrar a la persona sino mostrarle que necesita ayuda e incluso motivarlo diciéndole que su problemática tiene solución. Caso contrario podríamos causar más mal que bien.
- Aprovechar los momentos de insight (conciencia)  en los cuales la persona se percata que algo no está bien, esos instantes en que duda de sus comportamientos y se pregunta si sería posible eliminarlos.
- Hacerle comprender que el psicólogo es un profesional que no sólo atiende las psicopatologías sino que también nos ayuda a encauzar la vida y a superar las dificultades. En este caso es importante puntualizar que el psicólogo no le juzgará ni le dirá lo que tiene que hacer. El psicólogo es sólo un profesional que le mostrará alternativas para solucionar su problema y le acompañará en el camino.
- Dejarle la idea de que no pierde nada con acudir a una consulta; si no le agrada, siempre podrá buscar otro profesional.
Existen además algunos tips para convencer:
1. No presionarle. A nadie le gusta sentirse presionado o pensar que otra persona se está inmiscuyendo en sus asuntos privados. Por ello, los argumentos que se usen deberán ser moderados en el tono emocional.
2. Detectar las verdaderas cosas que le son significativas a la persona porque éstas se podrán usar como un argumento que le convenza. Algunas personas pueden negarse a hacer las cosas por sí mismos pero lo harían por los otros o por mantener un trabajo o una pasión.
3. Explotar la disonancia cognitiva. Generalmente no soportamos la disonancia cognitiva, por ello, si una persona es muy flexible en su vida cotidiana, no soportará que le digamos que su falta de flexibilidad le impide ir al psicólogo. Una estrategia que no es la ideal pero que la persona asumirá como un desafío personal.
Si todas estas técnicas no funcionan siempre es posible encontrar profesionales que realicen una consulta a domicilio donde la persona y el psicólogo podrán llegar a un acuerdo para iniciar a recibir la terapia (o no).

jueves, 17 de febrero de 2011

Ansiedad Social

La Ansiedad social es la incomodidad social, miedo, temor, aprehensión o preocupación ante situaciones sociales, la interacción con otros o el ser evaluados por los demás. La más común de las formas es la ansiedad para hablar en público y la timidez, sobre todo ante situaciones no familiares. Es importante encontrar los objetos generadores de ansiedad y los sentimientos que mantienen la incomodidad de esas situaciones para no prolongar la ansiedad.
La gente experimenta ansiedad en distintos grados y ante diferentes situaciones. Puede ser ante una situación de incomodidad por no saber qué decir hasta la evitación crónica. Los individuos ansiosos sienten que son molestados o exhibidos por sus conductas inadecuadas.
Generalmente se están auto-monitoreando y se centran en exceso en sus síntomas ansiosos que experimenta su cuerpo.
El ansioso se percibe de forma negativa. La ansiedad social precedida de pensamientos y creencias negativas que incluyen el temor a ser escudriñado, juzgado o ridiculizado en público. Temen a lo que los demás piensen negativamente de él o que sea menos en comparación con los demás.
En la medida en que mantengan sus creencias irracionales, seguirán experimentando ansiedad.
El primer paso es identificar los pensamientos negativos que subyacen en una situación social.

sábado, 12 de febrero de 2011

¿Algo simple que pueda hacer una persona para mitigar el estrés y la ansiedad?


Aprender a relajarse con técnicas como la de Jacobson (se puede encontrar mucho material escribiendo "relajación muscular progresiva de Jacobson" en un buscador).

También se puede hacer algo muy sencillo: preguntarse varias veces a lo largo del día dónde está su mente, ¿en el pasado, en el futuro o en el momento presente?

El darnos cuenta de que nuestra mente está, muchas veces, en el pasado o en el futuro (los pensamientos muy centrados en el pasado suelen acompañar a la depresión y los muy centrados en el futuro, ansiedad) nos permite identificar cómo nuestra mente nos despista de lo único que es realmente importante: el aquí y el ahora. Lo único que existe fuera de nuestra mente es este instante; los recuerdos del pasado y las elucubraciones del futuro residen en nuestra mente, no en el mundo físico.

Las personas nos preocupamos porque tenemos miedo al futuro: miedo a no ser capaces de algo, a quedarnos solos, a no sentirnos queridos, etc. Sin embargo, el presente (a no ser que estemos en este mismo momento sufriendo un daño importante) es un lugar seguro; el problema es cuando miramos al futuro y sentimos miedo a ese gran desconocido. 

viernes, 11 de febrero de 2011

Bienvenidos

A través de mi blog busco compartir algunas experiencias dentro de mi práctica profesional, así como brindarles información dentro del campo de la psicoterapia. Dar tips, recomendar libros y poder aclarar algunas de las dudas más comúnes que pueda surgir a los lectores. Así pues, me comprometa a actualizar y estar en contacto por este medio